El narciso es una planta fácilmente identificable por sus flores en forma de trompeta, que generalmente son de color amarillo, pero también se encuentran en colores blanco y anaranjado. Por su reducido tamaño (unos 30 cm.) y pintoresca forma tiene gran demanda en decoración. Además, puedes utilizar los capullos florales en solitario o en ramos si quieres colocarlo en interiores.
Para que puedas disfrutar de la belleza de sus flores en la temporada de floración presta atención a las siguientes recomendaciones:
1. Para el cultivo del narciso:
Como sustrato puedes usar compost con perlita, o turba negra. Es lo más adecuado. Además es muy importante que la maceta tenga un buen drenaje. Se adapta bien a diferentes condiciones de luz, inclusive puede estar bajo sombra, sin embargo lo recomendable es colocarlo en un lugar fresco.
En cuanto al riego, es una planta que necesita más agua que luz, por lo que debes regarla dos o tres veces al día, pero en verano debes hacerlo de manera moderada, cuidando siempre de que la tierra este húmeda. Para ello tiene que haber un buen drenaje para evitar los encharcamientos que pudrirían los bulbos.
Para el abono, como siempre te recomiendo, usa un fertilizante natural que contenga nitrato de potasio, ayuda a conservar la floración. Si lo cultivas en recipiente usa un abono rico en fósforo, y luego de la floración agrega salitre potásico o nitrato potásico.
Si lo plantas en macetas, asegúrate de que tenga agujeros de drenaje en la base y antes de echar el compost añade una capa de piedras para evitar encharcamientos.
2. Para la reproducción del narciso
Tras la floración, puedes trasplantar la mata de narcisos a un tiesto mayor o en el jardín, tanto en un parterre como bajo un árbol. Terminado su ciclo de floración las hojas caerán, pero el bulbo que quedará bajo tierra para una nueva floración en primavera.
Como es una planta sensible al trasplante es mejor esperar que las flores adquieran un tono amarillento, antes de retirarlas, pero dejando los bulbos en la tierra hasta la siguiente primavera, de esta manera al año siguiente la planta tendrá una floración más intensa. También puedes sacar los bulbos y guardarlos en un lugar seco y ventilado hasta el comienzo del invierno, momento en que deberás volverlos a plantar.
Los bulbos de tamaño grande debes enterrarlos a unos 10 cm. aproximadamente, mientras que los pequeños sólo se enterrarán a unos 6 cm. Coloca los bulbos con la punta mirando hacia arriba o incluso con el ápice sobresaliendo ligeramente del sustrato de la maceta. En el jardín, es habitual plantar de 15 o 20 unidades por metro cuadrado.
3. Para la poda de flores de narcisos
Este trabajo es importante para conseguir ramos de flores perfectos y que duren más tiempo. Para ello, corta los tallos sesgados y luego realiza un corte en vertical, de unos 4 cm, para que tenga más superficie para absorber el agua. Seguidamente, sumerge el tallo un momento en agua hirviendo, para que deje de salir la savia y la flor pierda nutrientes.
Para evitar que los tallos no se doblen con el peso de la flor, coloca una caña junto a los tallos y sujétalas a ellos.
Si podas a tiempo, la planta no se va a contaminar por la necrosis de la flor, además le das más tiempo para regenerarse de cara a la próxima primavera.
4. Para enfermedades del narciso:
Si se trata del Nematodos (un pequeño gusano) que ataca los bulbos provocando en las plantas brotes anaranjados o amarillentos, debes retirar totalmente la planta afectada y la que tierra que se halla alrededor y después desinfectar la zona antes de volver a plantar.
Si es la Mosca del Narciso, que atacan el bulbo, entonces desinféctalos introduciéndolos en agua caliente por espacio de tres horas, y luego sécalos.
Si es el Mosaico o Rayado del Narciso, que se reconoce por la aparición de un moteado verde pálido a lo largo de las hojas, además la flor que se obtiene es de muy baja calidad, entonces debes controlar los pulgones que son los transmisores de una planta a otra.
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