Cuando las líneas arquitectónicas de una casa son monótonas y sin relieve, o los alrededores dejan mucho que desear, las jardineras pobladas de flores de vivos colores contribuyen en gran medida a suavizar la fachada. También alegran las habitaciones posteriores e imparten un aire alegre a la calle de atrás. Para tales emplazamientos son adecuadas toda clase de plantas, incluyendo trepadoras y rastreras, aunque también se pueden cultivar hierbas aromáticas de diversas clases, e incluso pequeñas frutas y hortalizas.
Elección de recipientes
Las jardineras para ventanas se pueden construir de madera, terracota, aluminio, hormigón, fibra de vidrio y otros muchos materiales. En realidad vale cualquier recipiente que no sea venenoso para la vida de las plantas y pueda soportar un considerable peso en tierra y humedad. El tamaño depende del de la ventana, suponiendo que la haya, pero tal restricción no existe si la jardinera es de las que se adosan directamente al muro de la casa, sujeta por fuertes escuadras.
Para ventanas normales, la jardinera se hará del ancho del alféizar, de atrás adelante, más dos centímetros y medio, y de un mínimo de 23 cm de profundidad. Las que son poco profundas, no contienen suficiente tierra y se secan con rapidez en verano. Es aconsejable colocarlas de forma que se inclinen ligeramente hacia atrás, lo que se consigue fácilmente colocando unas cuñas bajo los bordes delanteros. Hay que asegurarlas bien para evitar desgraciados accidentes. Para ello se pueden acoplar barandillas ornamentales de hierro forjado u otros materiales al frente del alféizar.
Las jardineras de madera se construirán de roble, teca, cedro rojo u otro material resistente. Las maderas blandas se pudren pronto. El exterior puede pintarse, no así el interior, aunque puede emplearse para su protección un protector no venenoso de la madera (como Cuprinol). De ninguna manera se empleará creosota, que despide vapores perjudiciales. Las jardineras así tratadas no podrían utilizarse en largo tiempo.
No es imprescindible dotar a las jardineras de orificios para el drenaje. Hay personas que lo hacen y otras que no. Si se perforan existe el riesgo de que escurra el agua, salvo que se coloque debajo una bandeja para recogerla. La respuesta, si entra dentro del presupuesto, es mandar hacer unos recipientes de metal que encajen en la jardinera, provistos de agujeros para drenaje o, si se encuentran del tamaño adecuado, recipientes de plástico prefabricados fácilmente transportables, para sumergir en agua las plantas fuera de la ventana. Lo ideal sería tener dos recipientes por cada jardinera. Así, cuando acaba la temporada de unas plantas, se puede colocar rápidamente el otro recipiente con otro arreglo ya preparado. Estos recipientes de quita y pon son también muy útiles en vacaciones, ya que pueden trasladarse a una zona sombreada del jardín.
Plantación y mantenimiento
Tanto si las jardineras van provistas de agujeros para drenaje como si no, es preciso colocar en el fondo una capa de material de drenaje: cascajo, ladrillo roto o gravilla, de 2,5 a 5 cm de profundidad, cubierto de una capa de hojas o musgo parcialmente descompuesto. Las mezclas de cultivo sin greda son excelentes para jardineras, ya que son limpias y ligeras de manejar y al tener una base de turba, no se secan con facilidad. Para los que prefieran preparar su propia mezcla, una fórmula excelente es una parte de arena gruesa y un buen mantillo de hojas o turba y dos partes de greda fibrosa con un poco de estiércol bien descompuesto o abono de base.
Cuando la jardinera está llena de raíces, es preciso suministrar a las plantas más alimento, especialmente a las Cinerarias, alhelíes y otras plantas «hambrientas». Este alimento puede consistir en un ligero suministro de hueso en polvo, algún abono foliar o la inserción de «píldoras» fertilizantes cerca de las raíces. Para mantener la calidad del cultivo es preciso cambiar anualmente toda la tierra. Por lo demás la principal necesidad estriba en riegos regulares y cuidadosos; el aire y el sol secan rápidamente las jardineras. De cuando en cuando conviene remover la superficie de la tierra para airearla y cortar las flores muertas.
Selección de plantas
Y ahora lo más interesante: vamos a plantar las jardineras con las plantas más adecuadas para cada estación. Aquí, aparte la consideración obvia en cuanto a sol y sombra, protección o exposición al aire, es preciso tener también en cuenta el fondo. Las flores rojas apenas destacan contra una pared de ladrillo rojo, ni las blancas en una fachada encalada. Unos capullos amarillos resultan preciosos ante una casa blanca, pero no siempre quedan bien sobre un fondo rosa o rojo.
A continuación se incluyen algunas sugerencias para los diferentes fondos de color. Además de estos colores, puede hacerse uso generalizado de las rastreras plateadas y verdes, en especial durante los meses de verano, como realce de las plantas más ostentosas. Citaremos por ejemplo Asparagus sprengeri, la vincapervinca (Vinca) y la lisimaquia (Lysimachia nummularia) para lugares sombríos y las formas plateadas de Helichrysum y Senecio en lugares soleados. También hay que recordar que en las proximidades de la casa resultan muy agradables las plantas aromáticas.
Los emplazamientos muy abiertos y las condiciones invernales requieren una especial consideración. En lugares de mucho viento se preferirán plantas de hoja perenne, como el boj (Buxus), las frondosas verónicas (Hebe), algunos cipreses enanos (Chamaecyparb) y Euonymus y brezos (Erica). Estas plantas son especialmente adecuadas para los extremos de las jardineras, pues sirven como protección contra el viento. En los lugares más expuestos resultan muy útiles los enebros (Juniperus), la tuya o árbol de la vida (Thuja), los jóvenes arbolillos de picea enana. (Picea) y los pinos (Pinus).
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