Leyenda de la Flor de Pascua o Nochebuena

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¿Qué tienen las tradiciones orales de bueno y malo?, pues que ellas se conservan mientras existan almas y corazones que las escuche, divulguen y atiendan si es el deber; lo malo, es que muchas veces se cambian en algunas partes y tocar reconstruirlas. Por eso la historia y leyenda de la Flor de Nochebuena o Poinsetia amerita tocar elementos verídicos para que su historia sea veraz y saber reinterpretarla en el fervor de los pueblos para mantener su leyenda.

Hoy nos toca esa labor que gustosa y respetuosamente cumplimos para ustedes y mantener un legado de misticismo y reencuentro con lo espiritual a través del regalo más grande del cielo: la naturaleza y sus dones maravillosos.

La Poinsetia

Antes de decir su historia, digamos que es esta flor. Esa esa que se le dice Flor de Nochebuena, Flor de Navidad o Flor de Pascua, cuyo nombre en latín es Euphoria pulcherrima que significa “la más bonita”; para el pueblo de México posee un gran valor cultural, tanto que en dialecto indígena náhuatl se le otorgó el nombre de Cuitlaxótchil, que en su traducción puede haber un dejo de contraste con la Navidad, pero ya explicaremos por qué significa “la flor que se marchita” o “flor de cuero”.

El nombre americano de Poinsetia proviene de su primer criador en los Estados Unidos, parte fundamental en el hilvanar de la historia y leyenda de la Flor de Nochebuena o Poinsetia.

Es una flor tanto ornamental como medicinal, ya que su consumo puede aumentar la cantidad de leche materna en las mujeres; para otras culturas, su uso es frecuente para algunas enfermedades de la piel, incluyendo la desinfección de heridas.

Historia

Indiscutible, su origen es mexicano; de ella han derivado más de 60 tipos conocidos, distribuidos ampliamente en el mundo, técnicamente todos con idénticas propiedades medicinales como su valor ornamental.

Los frailes misiones españoles en la época de la conquista le dieron el nombre de Flor de Nochebuena porque ella alcanza su máximo esplendor en la época invernal, lo que la hacía un nuevo brillo a la Navidad.

En Europa se hizo parte de su decoración religiosa y hogareña desde el siglo XIX, siendo su momento de consolidación como símbolo real y místico que desatara pues la interconexión entre la historia y leyenda de la Flor de Nochebuena o Poinsetia, cuando el 31 de diciembre de 1899 la Basílica de San Pedro en El Vaticano, fuera adornada con esta imponente flor que además de causar admiración, inició una nueva era de simbiosis entre las personas – naturaleza e iglesia, llenando de esplendor las fiestas y que ella se llevase los pesares al marchitarse, hecho que pronto logra y en noble forma.

Nótese pues que lo visto por los aztecas y lo comprendido por los cristianos ante un hecho natural, toma valor en el fervor popular, simbolizando “la belleza del alma en el presente, será la guardiana ante aquello que a futuro, la afecte”.

El diplomático Joel Robert Poinsett era embajador de Estados Unidos en México de 1825 a 1829, conoció la Flor de Nochebuena cuando viajó una Navidad a Tasco y visitó la Iglesia de Santa Prisca, engalanada con ellas. Se cautivó con su exótica belleza y llevó algunos ejemplares para cultivarlos y difundirlos en los invernaderos que tenía en su casa, en la población de Greenville, Carolina del Sur.

Deshilvanando la historia y leyenda de la Flor de Nochebuena o Poinsetia

Como podemos ver, cada acción con la Flor de Navidad se transformaba en una reacción, debido a su belleza, su aparición en un clima tan adverso, el respeto de la iglesia católica a su significado, dándole uso y propulsándola tanto en la decoración navideña como en la corona de adviento.

Por eso se hace un tanto difícil desenmarañar qué tanto de fidedigno hay en la historia y cuánto de mito existe en la leyenda; más lo cierto es que sus colores verde y rojo han incidido en los colores de las decoraciones de Navidad, significando el rojo como sangre nueva, fresca, que se traduce como vida; siendo el verde la esperanza, el manto donde la flor se cobija al nacer y que le sostiene.

Puede ser entonces un adorno en la puerta, una corona de adviento, un jardín que indique el camino a quien entre y salga del hogar; por igual, un presente que significa belleza y el capturar en ella los malos momentos y dolores que la Flor de Nochebuena va a consumir y encapsularse al marchitarse, llevándolos de nuestras vidas.

Así como la Navidad, que llega una vez al año a renovar nuestro pacto con Dios y a darnos nuevos bríos para los tiempos que vendrán, llega esta planta mística, que sin importar el intenso frío o el intenso calor, florece para recibir y engalanar los tiempos de la Venida del Señor.

Historia y leyenda de la Flor de Nochebuena o Poinsetia

Libros, audiolibros, leyendas orales, teatro, legados familiares, han entremezclado como bien dijimos a la historia y leyenda de la Flor de Nochebuena o Poinsetia, con un halo de virtudes sobrenaturales que siempre coinciden en el mismo punto: aparecer para embellecer e irse llevándose los pesares.

Por eso, narramos de manera sucinta e hilvanada, la magna leyenda sobre la flor de Nochebuena:

Sucedió que en un pueblo de Guerrero, México, en época de la conquista, una niña de condición humilde adoraba la llegada de la Navidad, porque ofrendaba al Niño Dios frutas, juguetes o dulces durante la Misa de Nochebuena.

Más su padre tiempo antes del día de Navidad, perdió su empleo y no tenía dinero ni modo de ayudar a su niña con su noble empresa, lo que la puso triste de la preocupación.

Llegada la misa y viendo como los demás niños dejaban hermosas ofrendas al Niño Jesús, comenzó a llorar y salió corriendo de la iglesia, ocultándose de la vista de los demás entre unos arbustos que llenó con sus lágrimas.

De pronto, escuchó la voz de un niño que le dijo: ¡Por favor, no llores más! Toma esas plantas verdes que están ahí y llévalas al altar del Niño Jesús.

Hizo caso al consejo del niño y tomó un manojo de aquellas plantas silvestres. Apenada aún por sentir que su ofrenda era indigna, caminó lentamente hacia el interior de la iglesia, sin notar el cambio que entre sus manos estaba operando.

Dentro, notó el asombro de rostro y voces entre los parroquianos que le preguntaban dónde había encontrado o cosechado tan hermosas flores. La planta en manos de la niña había pasado de sólo verde a tener unas hojas rojo intenso en forma de estrella. Había ocurrido un milagro de Navidad.

La niña llevó las flores ante el altar y dijo, Feliz Navidad, Niño Jesús, agradeciéndole también por haberle dicho sobre las plantas, algo que la niña no había comprendido hasta decirlo en voz alta y sin ella haberlo pensado.

Al salir los parroquianos, se fijaron que la planta comenzó a darse en esa y todas las pascuas siguientes, llegándola a nombra reina de su cultura y adoración en diciembre; siglos después se hizo también parte de la decoración y devoción a la Virgen de Guadalupe, cuya fiesta es el 12 de diciembre.

Su fama, hoy

El Feng Shui y New Age han adentrado a esta planta a su herbolario místico y positivista. Algunos laboratorios la han introducido en algunas líneas de cuidado y protección de la piel, con siembras controladas.

Es también una de las flores insignia en la decoración de las carrozas del Desfile de las Rosas, en Pasadena – California, gracias a su frescura que pasa a ser la flor final en la decoración (por la época de floración) y su efecto armónico y de empatía con los distintos públicos que la asocian a las fiestas.

Por ello es algo difícil separar entre la historia y leyenda de la Flor de Nochebuena o Poinsetia, ya que las creencias populares y la ciencia e historia parecen ir bien de la mano con la misma, tanto por su engalanar como por el brillo que brinda a los hogares y el significado de belleza y protección como obsequio de buena voluntad cuando se da a un ser querido.

Los pesebres, arbolitos, puertas, mesas, se ven engalanadas para la cena de Nochebuena y Navidad con la Flor de Pascua, siendo un toque alegre, esperanzador, de buen gusto y armonía que llenan de mejores vibras a los reencuentros familiares, lo que va acrecentando su valor místico e influencia natural para con la fecha más significativa, poderosa, unificadora y esperada del año, como es la Natividad del Señor.

Queda pues en cada quien el extraer del casi complejo entrecruce de la historia y leyenda de la Flor de Nochebuena o Poinsetia, el elemento tácito, general y particular que le inste a la reflexión de cómo obra el cielo en la tierra a través de la naturaleza.

De cómo una flor llega en la época más dorada de cada año, como cantando loas y recubriendo de hermosos e intensos colores que se han hecho tradicionales (verde y rojo con destellos de sus pistilos amarillos, además de algunas variedades que pueden ser azules, violáceas o beige), para hacer más imponente el Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo.

Vea usted pues, en la estrella que esta planta forma, la guía para despertar a sus sentidos y comprender que la plusvalía de la Navidad está en las distintas maneras en las que obra el Señor para solazar nuestros espíritus y encontrar la manera de hacernos más eficaces y felices.

Que la historia y leyenda de la Flor de Nochebuena o Poisetia, sea satisfactoria para quienes son creyentes o no, porque ella demuestra que a pesar de la adversidad, cuando toca surgir, no importan las condiciones adversas, por igual lo hace y da el todo por el todo para cumplir con su noble misión.

Y en épocas tan fuertes como esta, donde la adversidad y las sombras de nuevos males, carencias y melancolías han estado azotando, convertir su leyenda en energía para seguir fortalecidos y unidos es en extremo necesario, para que la fe no se pierda. Y reforzar su plusvalía con su historia, nos ayudará a entender que existen puntos de equidad entre lo humano y lo divino donde todos por igual podemos encontrarnos.

Para finalizar, decirles que con este artículo queremos desearle a todos nuestros fieles lectores una ¡Feliz Navidad!