Aprende cómo mejorar el suelo de tu huerto o jardín

Aprende cómo mejorar el suelo de tu huerto o jardín

Cómo mejorar el suelo de tu huerto o jardín. De todos los elementos que entran en juego al momento de crear un jardín, sin duda, el suelo es uno de los más importantes. De su fertilidad y buen drenaje depende el crecimiento sano y seguro de las plantas.

De todos los elementos que entran en juego al momento de crear un jardín, sin duda, el suelo es uno de los más importantes. De su fertilidad y buen drenaje depende el crecimiento sano y seguro de las plantas.

El suelo de por sí contiene una serie de organismos (lombrices, bacterias, hongos) y minerales que le proporcionan fertilidad, sin ellos no sería posible la expansión del reino vegetal. No habría ni plantas, ni árboles, ni bosques.

Sin embargo, cada suelo tiene sus propias particularidades; pueden ser, arenosos, arcillosos pedregosos o limosos y cómo las plantas necesitan un suelo rico y suelto para desarrollar en forma sana sus raíces, en las siguientes líneas te damos algunas ideas para mejorar el suelo de tu jardín.

Observa el terreno

Es lo que primero que debes fijarte para saber qué tipo de suelo es. Su color nos da una primera información, si es oscuro es buena señal, significa que es rico en materia orgánica.

La textura también nos dice mucho. ¿Quieres saber cómo es el tuyo? Haz esta prueba: Coge un puñado de tierra, agrégale agua y forma una bola. Si se deforma rápidamente: es arenoso. Si se agrieta al aplastarla: es limoso. Si se extiende al aplastarla: es arcilloso. El suelo perfecto es aquel que permite formar una bola compacta y que al aplastarla se desmorona gradualmente.

Otro aspecto a tener en cuenta es la profundidad. A partir de un cierto nivel el suelo se vuelve duro e impide el desarrollo de las raíces. Coge una pala y comprueba la profundidad donde empieza la capa dura. Un buen suelo debe tener un espesor entre 25 y 30 cm, es lo que requiere la mayoría de las plantas. Si es menos tendrás que agregarle tierra hasta conseguir el volumen adecuado.

Preparación

Si vas a utilizar el suelo por primera vez es bueno prepararlo. Con el paso del tiempo y las condiciones ambientales se endurece evitando el paso del oxígeno y agua. Antes de sembrar debes usar un rastrillo para arar el terreno y así romper los grumos que se forman en la tierra dura.

Si el terreno tiene césped y no quieres retirarlo, entonces punza el suelo con una vara filuda para soltarlo, esto es lo que los jardineros llaman «airear el terreno». El suelo debe estar siempre poroso para permitir sin dificulta el paso del agua y oxígeno. También ayuda mezclar grava con tierra fértil antes de la siembra para obtener un buen drenaje e impedir el exceso de agua.

Nutrientes

De un suelo con buenos nutrientes saldrán plantas bien alimentadas. La materia orgánica siempre debe estar presente para garantizar la presencia de microorganismo que ayuden a su descomposición y libere los nutrientes que las plantas necesitan.

Para enriquecer el suelo debes aplicar una capa de mantillo (acolchado) sobre la superficie del suelo. Existe una amplia variedad de materiales naturales para tal fin, su objetivo es para mejorar el suelo, mantener la fertilidad y reducir el crecimiento de la maleza. Puedes prepararlo con residuos orgánicos: restos de césped, desechos de cocina, hojas, astillas de madera, aserrín, pepitas de corteza, paja, estiércol.

Otra opción para elaborar mantillo son los cartones y papel periódico que se utilizan como una capa base sobre la que se coloca otra capa vegetal más pesado como compost para evitar que la primera capa más ligera sea empujada por el viento.

El mantillo deber aplicarse generalmente al comienzo del cultivo, y luego cuando sea necesario. A medida que avanza la estación, el mantillo estabiliza la temperatura del suelo y la humedad, la luz solar no penetra y evita la germinación de semillas de malas hierbas.

Mantenimiento

El exceso de hierbas malas asfixia el terreno, porque crecen formando una capa de raíces que evita el paso de oxígeno. Elimínalas tan pronto como vayan apareciendo.

Las inclemencias del tiempo erosionan los suelos. Si siembras árboles y arbustos que provean algunas áreas de sombra podrás evitar la resequedad del suelo, mientras paralelamente proteges los cultivos del viento y, son a la vez un refugio de insectos beneficiosos para las plantas que redunda en la salud del suelo.

La lombriz de tierra es de gran ayuda para mantener en óptimas condiciones el suelo. No solo lo mantiene aireado creando túneles a su paso, sino que su excremento (humus de lombriz), es un excelente fertilizante para las plantas. Puedes conseguirlas en cualquier vivero, luego las colocas por algunas áreas escarbando el suelo.